lunes, 4 de febrero de 2013

Vida



La existencia

Las clases de sociales en el colegio me dejaron indelebles en la memoria apuntes sobre la corriente filosófica del existencialismo, como por ejemplo que se creó en un ambiente de postguerra, de absoluto pesimismo en el futuro y en la condición humana, y que se contemplaba al hombre desde la perspectiva Heideggeriana como un "Yecto", un ser arrojado al mundo. Sartre por su parte un poco más optimista hablaba de un hombre Pro-yecto, que en su libertad es responsable de su propio camino, su propia existencia. 

Esos recuerdos me hacen pensar en El morir, en la única certeza que tenemos desde el nacimiento, Heidegger tenía razón, la sola angustia de la existencia es insoportable, todo lo hecho y todo lo vivido concluye en la finitud, sabemos que moriremos pero no sabemos cómo, ni cuándo, salimos a las calles, hacemos planes, pensamos en el futuro ignorando por completo nuestra fragilidad, nuestra certeza de morir. Sin embargo Sartre también tenía razón, puede que la muerte sea inesperada e inevitable, pero la existencia humana es la representación más bella del concepto de libertad, estamos arrojados al mundo, al ciclo vital de un cuerpo mundano, a los dictámenes de la naturaleza, pero en nuestras manos está la responsabilidad de la elección, del discernimiento, de la discriminación (en su significancia más simple), sólo nosotros sabemos si esta vida será una completa porquería o si dejaremos "huellas" marcas en la memoria de los otros, en la historia, o pasaremos sin plena ni gloria en este mundo tan viejo y tan concurrido de nacimientos y muertes.

Libertad de elegir... cada cual elegirá a qué aferrarse, si a la razón o a la locura, cada quien elegirá en qué creer, si en ideas destinistas, si en incertidumbres, si en La nada. Hoy en mi mente Heidegger y Sartre podrían bailar un bello Vals en honor a la libertad, en una habitación con olor a mortecina y bailarines de expresión triste, pero sin duda sería un baile muy armónico.

No hay comentarios: